Miramos y quizás vemos, pero ¿llegamos a entender?
Nos comenta John Berger que cuando visitamos los museos o las exposiciones lo hacemos como un canguro cojo, saltando de una obra a otra y compaginando la identificación de la pieza, este es Carlos V a caballo y que bonito color de fondo ha utilizado, con el cálculo del impulso que hay que dar a los músculos de la pata sana, para llegar al siguiente cuadro.
¿Es posible entender por tanto una obra, dándole prioridad al movimiento pendular por encima de la contemplación?
Evidentemente NO, Deberíamos mirar las obras como un canguro viejo, reposando entre salto y salto, delante de cada creación, reflexionando, leyendo los títulos, observando los trazos pausadamente y valorando cada color y espacio, esperando la llegada de los sentimientos más profundos y no pensando que hemos de saltar a la siguiente pieza o la sala contigua...
¿Me ha parecido oír la linda palabra “título”?
Si nos trasladamos al mundo académico, la confianza social nos lleva a pensar que si un individuo tiene el título de abogado, es porque ha cursado por lo menos 5 años de educación, aplicada al campo del derecho. Si un Marqués nos hace participes de su estatus nobiliario, henos de creer que sus ancestros ya poseían ese linaje. Ahora bien, alerta con los títulos de las obras de arte, no siempre tenemos delante la representación de lo que leemos en el título…
11:12 A.M. Museo del Prado, Comunidad de Madrid, Madrid.
…no soy estudiante, ni pertenezco a una familia numerosa, ni soy pensionista, ni tengo minusvalía declarada, por ahora tengo curro pero ni trabajo de profe, ni de periodista… maldita sea mi estampa, pertenezco a ese condenado grupo mayoritario de los que pagamos 7 euros por entrar al recinto… Ya me han sableado a la entrada hace más de dos horas y aun no he encontrado una barra de bar. Los juanetes echan humo, he oído de pasada mil idiomas que entonaban por lo bajinis signos de exclamación y después de la sala 66 llego a la 67 y me encuentro de repente delante de un cuadro de Goya de conocido nombre, “Saturno devorando un hijo”, lo miro, y ¿qué veo?..., veo un tío feo, en pelota picada con cara de malas pulgas, metiéndose entre pecho y espalda lo que queda del cuerpo de un niño, como si de un bocadillo de mortadela se tratara; ahora leo el titulo, me doy cuenta que en la sala 9 ya había visto un cuadro de Rubens con el mismo lema…
… miro la fecha. Y exclamo ¡COÑO!, si no recuerdo mal 200 años separan el cuadro de Rubens y el de Goya, y detenido allí, a solas con Saturno, me doy cuenta de alguna cosa,. Goya tampoco era original en sus temáticas.
¿Y de esta experiencia vital que más podemos deducir?. A simple vista nada, pero si profundizamos en la mitología romana, apreciamos que la prensa rosa hubiera tenido una cantera inacabable rebuscando en la promiscua vida de los Dioses. Dioses casados con sus hermanas, suegros cotillas que les advierten de las maldades futuras de sus hijos, maleficios, destierros y luchas titánicas … en conclusión una vida de vicio, poder y corrupción. ¿Y a parte de esas fruslerías, podríamos llegar a una conclusión un tanto más intelectual?
…un silencio se apoderó de la sala, las brujas me miraban de reojo mientras perfilaban su aquelarre, dos hombres bajitos y fornidos luchaban con sus navajas y un pobre perro dejaba ver su cabeza en un último suspiro antes de morir enterrado en el barro … ¿Saturno?, ¿Qué hacia un personaje mitológico entre tanto cutrerío gore?
Una voz en off dice con tono de Constantino Romero: El problema está en el título no en la complejidad de un problema generacional entre Saturno y su prole. Ni todas las rosas son rojas, ni todos los Saturnos tienen anillo. Goya hubiera tenido que titular la obra de otra manera …, si lo que pretendía era, naturalmente, que el espectador pudiera comprender el verdadero sentido del oleo.
¿Cuál hubiera sido el titulo adecuado para entender, de un golpe, el contenido de la obra? El titulo correcto debería haber sido: “Ya he pasado de los 60, estoy como una tapia y cada vez veo más cerca mi muerte, acechada por Cronos, ese dios griego que los romanos clonaron en Saturno, ese inexorable y cruel, devora el tiempo”.
Ahora sí, con un titulo como este, Paco nos hubiera ayudado sobremanera a entender ese increíble cuadro. Es un hecho que si alguien se come a un hijo, se come parte de si mismo, Saturno devora su creación suprema, engulle el tiempo. ¿Era por tanto una representación meramente mitológica?, No, Goya no estaba pasando el mejor de sus momentos vitales y nos estaba contando como tenía el cuerpo.
Aprender a mirar, conseguir ver y esperar la llegada de los sentimientos más profundos, solo será posible si llegamos a entender rebuscando en el escondido anagrama del laberinto creativo. En otras palabras, si quieres ser entendido, cúrrate los títulos.
¡Mmmmmmmm! Pienso una cosa...que tines razón. Goya repitió un cuadro que Rubens había pintado 200 años antes; cómo saturno practicaba la antropofagia con parte de sus vásto y se libraron JUpiter, Plutón y Neptuno que luego lo putearon. Y 200 años después toma el relevo de Goya Quentin Tarantino con el cine gore y violento pero con arte...¿quién copiará a Tarantino entonces?
ResponEliminaYo creo que Tarantino ya copió al recientemente fallecido Paul Naschy.!Mmmmmmmmmmm! si Goya levantara la cabeza...
ResponElimina¿Sabías que Goya es considerado por muchos estudiosos del séptimo arte cómo uno de los precursores del cine? Y él sin saberlo...Joder analiza tu obra no sea que en su análisis seas el antecedente...no sé, de los viajes interestelares a nivel holográfico.
ResponEliminaYo creo que más bien mi pintura estaría encaja entre las primeras pinturas rupestres y lo que dibujas en boli mientras hablas por teléfono. En cualquier caso seguro que Goya hubiera acabado dirigiendo cine si le hubiese tocado vivir nuestro siglo... segurísimo
ResponEliminaPero, ahí está el kit de la cuestión: "el misterio". ¿qué querrían comunicar esas gentes de antaño con sus enigmáticos dibujos de trazos simples? ¿Y qué paramoia nos dicta nuestro inconsciente, cuando inconsciente mente guía nuestra mano sobre un trozo de papel? El resultado de la conversación telefónica depende enteramente del trazo del dibujo ¿o no?
ResponEliminaHombre no sé, respecto al trazo, yo creo que nace influenciado por las capacidades y condicionado por el interés de la conversación. Respecto a los hombres de las cavernas, es un hecho casi probado que no tenían teléfono, así que no lo suyo seguirá siendo producto del misterio como tú dices.
ResponEliminaHola Ángel! hace tiempo que pienso que si Goya pudiera ver el uso que hacen de su cabeza en la entrega de los premios del cine español, querría meter en sus "Fusilamientos" a más de uno. ¡Tanto glamour estúpido para películas de la que muy pocas se salvan!
ResponEliminaUn abrazo, me quedo con el cuadro de la cabeza del perro...impresionante!
Primero de todo y en nombre de Goya mil perdones por mi retraso, a estas alturas, Saturno ya se ha debido acabar el niño, su hermana y lo que haya podido encontrar en la nevera.
ResponEliminaPues llevas toda la razón, en este país lo iconos se llevan a extremos insospechados, el flamenco parece que es el baile NACIONAL, teniendo en cuenta la riqueza cultural repartida por el territorio, eso es una falta de respeto, lo mismo sucede con Goya que parece que es el único pintor o el único icono posible para premiar cualquier cosa … Me he imaginado la escena del cuadro, la verdad es que aunque estoy en contra de la violencia, la escena me parecería entrañable.
Si no nos vemos en un nuevo post felices fiestas…
Wenas, me ha gustado tu articulo; llevo un blog de temas de pirateria e informatica, te agrego al blogroll; 1 saludo;
ResponEliminaPD: el blog es http://netpirate.wordpress.com
Un saludo desde este rincón de la red. Te correspondo con mi visita y por supuesto te situo en mi "blogs & bloguers". Hasta pronto.
ResponEliminaPues eso, que el año que ya empezó te venga muy lindo, que lo disfrutes con quien te rodea.
ResponEliminaUn abrazo